Si amaramos a Guatemala no hablaríamos mal de nuestra gente, hablaríamos con esperanza, con la visión puesta en un futuro prometedor, no cometeríamos actos delictivos, haríamos siempre lo correcto, trabajaríamos con afán de engrandecer la Nación que tanto nos ha brindado, seríamos ejemplo.
Fomentaríamos la solidaridad, respeto, amor, empatía, justicia, laboriosidad... No entorpeceríamos el triunfo de nuestros hermanos y hermanas, ni aprovecharíamos la nobleza, tampoco toleraríamos la tiranía.