“Huehuetenango
tierra bendita, lejos de ti me siento incompleto…” pero te llevo atesorada en
el lado izquierdo dentro de mi pecho, me acerco por la carretera a tus entrañas
y vuelvo a sentir que vivo, sonrío… viaja mi mente y busca los recuerdos de
aquella infancia afortunada, en las que mis pies descalzos corrían por tu
suelo, ver al cielo azul celeste y por las frías noches cobijarlo todo bajo tu manto estrellado.
Paisajes
llenos de color, con ese aire frio acariciando el cuerpo como diciendo somos
parte del infinito, ¡ah! y qué decir de esos inigualables monumentos, el legado
maya en nuestro glorioso departamento, albergando nuestra riqueza cultural y
patrimonio natural, esas imponentes cumbres de la cordillera de la sierra de
los Cuchumatanes, los señoríos que engalanan nuestra historia y nuestro
presente, somos como esa sierra aunque dispersos nuestros pensamientos y
sentimientos están unidos con gran fuerza.
Como un
hipnotizado que lleva el estado melancólico, hay momentos en los que percibo en
mis oídos los sonidos melodiosos de tus acaudalados ríos, de los pájaros
cantando en sus nidos, los acordes de las guitarra que los dedos del virtuoso
hace sonar y la poesía que escapa de nuestra marimba ¡ah dicha la mía! que
bendición ser huehueteco, retumba en mi pecho el orgullo de haber nacido en ti
y al haber inhalado la dulzura de tu viento en la primera bocanada como respiro.