Estamos
viviendo tiempos difíciles, estamos conectados en un sentir, Guatemala víctima
de las fechorías de sus hijos e hijas, han mancillado al cielo que les ha
cobijado, atropellado la tierra que les provee el sustento, agredido
directamente a nuestros hermanos llevándose lo que por naturaleza nos
corresponde a todos: el derecho al respeto, equidad, bondad, solidaridad…
¿Dónde
han quedado los valores? estamos hartos de la injusticia, asqueados de la falta
de escrúpulos, como humano soy
consciente que todos estamos propensos a cometer errores y corregirlos, pero
una cosa es errar por ignorancia, falta de experiencia, otra muy distinta errar
por egoísmo, avaricia, malicia, falta de sensibilidad y conciencia moral; como
dignatario de la nación estoy en duelo al unísono con el pueblo al que
represento, la situación precaria en los aspectos económicos, educativos,
agrícolas, en salud…nos afecta directa o indirectamente a todos, no solamente a
la población con escasos ingresos económicos.
No podemos corregir a las personas que no
desean modificar sus fines y se ciegan por el poder que le dan al valor del
dinero, pero si podemos inducir a los demás a obrar de la mejor manera posible,
hacer el bien no para engrandecerse sino para servir, tratar de dar un giro al
hoy y guardar la esperanza de que más personas se sumen con el firme deseo de
auto corregirse, orientarse a dar lo humanamente posible no por si mismo sino
por el bien de las futuras generaciones que vienen tras nosotros y padecerán
las consecuencias de los actos que nosotros cometemos, hagámoslo por ellos, por
los niños y jóvenes del mañana.
Guatemala merece mejores ciudadanos y nuestros hijos
merecen la oportunidad de vivir en un país venturoso que les ofrezca una vida
digna, eso solo se logra si hacemos conciencia, ¿qué hacer? ¡Sencillo! Actuar
con el ejemplo, marcar la diferencia, los consejos van y vienen, pero el
ejemplo se practica, motiva y mas importante aún “Genera Cambios”.